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la inseguridad en la vigilancia
Las medidas de seguridad que pueden ser más inseguras para todos
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Las medidas de seguridad que pueden ser más inseguras para todos
En Paraguay se vive un auge de cámaras de vigilancia bajo la excusa de combatir el crimen.
Están en todos lados: en las calles, en las casas, en los ómnibus y hasta son usadas por canales de televisión.
Sólo la Policía tiene 690 cámaras de seguridad en Asunción, una por cada 760 habitantes.
Por cada persona, es el doble de Tokio, la capital más segura del mundo. Pero Asunción es la ciudad más insegura del país, con más de 1.700 robos por año.
En Paraguay no existe ninguna regulación para la instalación privada de cámaras.
Aunque apunten al espacio público.
Y nadie sepa cómo se usan, ni para qué.
Además, las cámaras son vulnerables. Una investigación en 2015 develó que hay al menos 3.000 cámaras privadas en todo el país. Y que pueden ser intervenidas a través de internet.
Se puede acceder a las imágenes que captan, los archivos y su ubicación.
En 2016 se presentó el boleto electrónico para el transporte público en Gran Asunción. Será similar al de Buenos Aires o Río de Janeiro.
Lo coordina el Viceministerio de Transporte con los empresarios del transporte.
Las tarjetas, personales e intransferibles, estarán ligadas a las identidades de cada usuario.
Generarán un registro de todos los viajes de las más de 1.300.000 personas que utilizan el transporte público cada día.
Además, se prevé que toda la flota de ómnibus y el futuro Metrobus cuenten con GPS para saber la localización exacta de cada unidad, con sus pasajeros dentro.
Cruzando cámaras, GPS y registros de viajes, conectados a su vez a los celulares, es posible saber dónde, cuándo y hasta con quién está cada usuario.
No hay información acerca de quiénes ni cómo manejarán esos datos.
Dependiendo de quién acceda, se corre el riesgo de venta masiva de bases de datos.
O amenazar la privacidad o el derecho a la libertad de expresión por medio de la vigilancia estatal.
Los movimientos de millones de personas controlados a toda hora, todos los días.
texto maxi manzoni · edición jazmín acuña y juan heilborn · ilustración robert báez